Y de la noche a la mañana me vi expatriada en El Cairo, viviendo entre pirámides, gatos resabiados y turbantes blancos...

jueves, 4 de septiembre de 2008

del Hiyab: el velo islámico, y de otros pañuelos...

La costumbre de la mujer musulmana de cubrirse el pelo, es uno de los temas que más críticas levantan en el mundo occidental. Unas veces cargadas de razón y otras de desconocimiento.

Es un hecho comprobable que el uso del hiyab en Egipto ha experimentado un aumento importante en los últimos veinte años. No hay más que mirar en los álbumes familiares para darse cuenta de que hace 30 años era de uso minoritario.

Hoy en día, las calles están llenas de cabezas cubiertas con pañuelos que, a veces, parecen tener más que ver con una cuestión de moda que con arraigos culturales o religiosos. Los hay de diferentes tejidos y estampados, algunos firmados por las grandes casas de moda y que combinan con el resto de la indumentaria.


Los tirantes finos, cuellos halter, escotes y minifaldas no son algo desconocido para las chicas de El Cairo, y por supuesto los usan, pero superponiendo prendas. Para el que no se haga una idea de lo que es esto, el ritual comienza con una camiseta de lycra de manga larga, que cubre brazos y cuello, encima, el vestido escotado, que puede ser hasta de noche, y si es corto, debajo, pantalones. Aunque esto, nos parezca complicado o antiestético, os diré que algunas tienen una gracia especial para estar guapísimas con este difícil guardarropa.

Hace unos meses conocí en Alejandría a una elegante señora que a juzgar por las fotografías que tenía en su despacho, había tenido una viva social de altos vuelos. En muchas de ellas aparecía con la esposa del presidente Mubarak. Señoras muy peripuestas, vestidas de Chanel y con el pelo bien arreglado. Se sonrió algo compungida y me dijo, esos eran otros tiempos, ahora, ya ves, tenemos que llevar esto (y señaló su hiyab).

Esta es una mujer que, obviamente se siente presionada y representa el sentir de una generación. Del otro lado están aquellas jóvenes que han elegido el velo de forma voluntaria. En contra de lo que podríamos pensar, no son sus padres o maridos quienes han introducido el hiyab en casa, sino ellas mismas y además se lo han transmitido a la madre y abuela. Si les preguntamos por qué, dirán de todo, soy una buena musulmana, quiero volver a mis tradiciones, me siento más segura y muchas de ellas ni sabrán los motivos. Pero lo que todas ellas sienten por igual, es el rechazo a estar siempre en el punto de mira de occidente y ser, además, tema de debate. Estas mujeres no quieren compasión, quieren respeto y lo que en ningún caso aceptan es que se les impongan patrones de comportamiento occidentales, no les sirven. Aspiran a resolver sus problemas, que son muchos otros, desde dentro.

Del libro "El Cairo en los zapatos" de Elizabeth Anglarill, editorial Flor del Viento, extraigo un par de párrafos que me resultan interesantes y que me aportaron luz y sombras.

"Para la clase popular es una forma de vestir vacía de sentido, para las clases altas tiene un componente simbólico" por ejemplo en Marruecos será interpretado como un mecanismo de resistencia cultural por una sociedad permanentemente agredida por la ocupación europea. Así, aunque es cierto que el uso del hiyab era el resultado de la rígida división de sexos, no lo es menos que colaboró en la terquedad de su uso el que el ocupante quisiera, a cualquier precio, desvelar a las mujeres".

La médico y antropóloga egipcia Sihem Abu Salam:
"Algunos dicen que el velo es la liberación femenina, así pueden salir de casa, trabajar...por qué no hacen esto sin el velo? Ellas no lo eligen, se ven empujadas a ello cuando todo el mundo las amenaza, noche y día o encuentran carteles en la calle que dicen el velo es religión" Y luego el viernes el cheij durante la plegaria insulta a las mujeres no veladas, eso no es elección, las están amenazando. Vemos a la mujer con velo y su marido con tejanos, camiseta...por qué no se ponen la galabiya? La explicación es que las mujeres están contempladas como símbolos de la nación. En todas estas prácticas las mujeres no están tratadas como seres individuales, sino como símbolos"


Personalmente, ahondar en el tema me produce una cierta confusión. Cuando llegué al país, tuve que hacer un gran esfuerzo para sacar todos los estereotipos acumulados con los años y las horas de radio y televisión. Y es que, la realidad que vi era diferente,y me encontré con que detrás de todas esas mujeres veladas, que eran muchas, se escondían caracteres de hierro que me decían que poco tenían que ver con la sumisión.

Así que hoy, sigo buscando, con la única pretensión de entender, pero sin buscar un único bando, sería imposible en un asunto tan complejo. Hay que aceptar un abanico de posibilidades, que van desde la religión, hasta la moda, pasando por la rebeldía.

A veces me siento a mirar el Nilo, como ahora y pienso en nuestras costumbres, cómo las aceptamos, se asientan y evolucionan, y esto me ayuda mucho a entender al prójimo, por ejemplo: Por qué practicamos top-less, o estamos extremadamente delgadas, o por qué el boom de la cirugía estética, y qué sentido tienen afirmaciones tales como que las mujeres a partir de los cuarentaytantos deberían cortarse el pelo...como veis, hay otros pañuelos y casi siempre diseñados para chicas. Qué alguien me cuente.

11 comentarios:

Dayana dijo...

Concuerdo al 100% en tu forma de ver este tema.

Creo que la mujer musulmana es la única de puede luchar o no por los símbolos culturales que rigen su vida.

Por cierto, hace unos días encontré a una chilena que está viviendo en El Cairo, no sé si habrá pasado por acá.

De cualquier manera, te dejo su blog http://mividaen20kg.blogspot.com

Es muy interesante también.

Besos

Anónimo dijo...

...escuálidas, sin arrugas, trabajando en casa, en la calle, operándonos la nariz y la barbilla aunque seamos princesas o quizá por eso, educando a los hijos, obedientes, complacientes... y contentas porque no llevamos velo y podemos ir a la peluquería cada 20 dias para teñirnos y que no se nos vean las canas. y todo.... por decisión propiaaaaaaaaaaaaa???????.
creo que la pregunta es: ¿porque las imposiciones sociales, religiosas, educacionales o de cualquier otro tipo siempre inciden directa y casi exclusivamente en el comportamiento de las mujeres? y porque nosotras nos precipitamos a cumplirlas? y porque nos hemos sorprendido en ocasiones mirando un poco raro a la que tiene el valor de no hacerlo?
si pudieramos y nos dejaran ser honestas con nosotras mismas, como seríamos?
besos

Germán Gómez dijo...

Los hombres también tenemos nuestros velos, por ejemplo con el uso de la corbata. Yo no puedo hablar de los velos ajenos; solo constatar que el tiempo corre a favor de la libertad, que cada nueva generación es un poco más libre porque es difícil ocultar que hay otras posibilidades de vivir. Esto vale también para el mundo árabe, aunque ahora estén viviendo un período de auge religioso, político, de identidad.

Anónimo dijo...

Respeto!!!, yo creo que solo con eso seria suficiente, que cada uno haga lo que quiera siempre que lo haga porque quiere, "Respeto", seria todo tan fácil. Muy buen exposición del tema, gracias.
besitos.

Celia Ruiz dijo...

Hola Dayana!, sí, ya contacté con 20 Kgs! gracias por visitarme!
Un abrazo

Anónimo dijo...

Que asunto más complicado. Yo recuerdo que con 16 años quería pantalones Levis y zapatillas Adidas, (en aquellos tiempos solo había un modelo: blancas con tres bandas negras). Y no había manera. Mi madre se empeñaba en comprarme pantalones de tergal y playeras bambas. No me comía nada, como os podéis imaginar.

Años más tarde había muchas más marcas y cada uno vestía como "quería"(ja, ja, ja), siempre que no se le ocurriera ponerse calcetines blancos, meterse la camiseta por el pantalón o llevar pantalones campana cuando tocaba pitillo o viceversa. El nacimiento de las tribus urbanas, en los 70-80hizo que cada uno tuviera que elegir una forma de vestir si quería ser reconocido socialmente por el grupo al cual quería pertenecer. Existen infinidad de tribus. A los punkies, skins, hippies, pies negros con perro y flauta y demás, hay que sumar otras menos evidentes y llamativas pero igualmente definidas y cohesionadas.

Una tribu urbana clásica de Bilbao, de la que tengo cierto conocimiento y que quizá no sea muy conocida fuera, es la del poteador: son esos grupos de amigos que se reúnen todos los días del año en determinadas zonas, en las cuales hay un bar cada 20 metros, antes de comer y antes de cenar. No quedan previamente. Simplemente saben que si van a tal bar a la una del mediodía o a las 8 de la tarde, van a encontrar allí a su grupo o cuadrilla de amigos de siempre. El ritual consiste en tomar potes (de ahí el término) o txikitos, es decir dos o tres dedos de vino barato servido en vaso. No se pueden tomar dos txikitos seguidos en el mismo bar ni se puede tardar más de diez minutos en un bar, siendo la media unos 5 minutos por bar. Cada uno de los miembros del grupo paga una ronda. Siempre está el que es escaquea. Pueden tomar un mínimo de 10 txikitos al mediodía y algunos más por la tarde y lo hacen todos los días del año. El fin de semana más. No está bien visto que alguien pique algo de comer, con lo cual el neófito que se apunta incautamente suele llegar a casa en estado de embriaguez. El prototipo de poteador “no se preocupa” de su vestimenta: chaleco al hombro, camisa lisa o de cuadros, pantalón y mocasines. Patillas, pendientes (en varones) camisetas llamativas o fumar canutos esta mal visto. El principal tema de conversación es el Athletic y si este año será capaz de lograr la permanencia, aunque hablan un poco de todo sin entrar en grandes profundidades, ya que el propio ritmo del proceso no lo permite.

Por último un recordatorio a mi padre, que ojalá esté con Carlos Gardel cantando tangos. Solía contar que una vez en Madrid, allá por los años 40 mientras estudiaba la carrera, se presentó en un hotel, en jersey de lana, bufanda, boina y sin afeitar, a visitar a un tío suyo que venía de Cuba. Le atendieron de mala gana y lo despacharon de allí. Fue a la pensión en la que vivía, se afeitó se puso el traje, se presentó en la misma recepción con el mismo recepcionista y todo fue coser y cantar.
Años mas tarde, refiriéndose a mi generación, solía decir que vestíamos todos igual, que íbamos todos uniformados. El, por su parte, no salía a la calle sin su traje y su corbata. Y en invierno gabardina y boina. Era un bilbaíno de pro, aunque no fue poteador.

Leyendo el artículo me he acordado de un corto que vi una vez y que he encontrado en youtube. Se titula Hiyab y esta dirigido por Xabi Sala. Es muy bueno:
http://www.youtube.com/watch?v=MsITLQASqiE

Celia Ruiz dijo...

Pues estamos de acuerdo, cada tribu tiene su disfraz. Y como dice Amparo, respeto!.
Por cierto Miguel, no se si te acordarás que fueron los más pijos los que inventaron lo del calcetín blanco con castellanos granates, hasta que les dió a todos los quinquis por empezar a llevarlo y pasó a ser el peor pecado que se podía cometer, jajajaja.
Recuerdos...

Anónimo dijo...

Enhorabuena Celia. Ya era hora!!!!. Llevo varios años contando esto mismo que tú y nadie o casi nadie me cree. Es cierto, no todas las mujeres llevan el pañuelo es por sumisión a "sus" o "los" hombres.
Además, hace unos tres o cuatro años parecía que había habido un retroceso en su uso y al de poco fue un boom. Y lo que nos decía una buena amiga musulmana de El Cairo, la moda también impera, casi tanto como la reacción contra los estereotipos occidentales.
Hay que haber estado allí tiempo y hablar con mucha gente para ver cómo piensan las mujeres y escucharlas intentando olvidarnos de lo que nos cuentan en los medios de comunicación.
Felicidades de nuevo,
Teresa

Anónimo dijo...

El tema del Hiyab es un tanto caliente y puntiagudo. Bajo mi punto de vista veo que hay mucha ignorancia sobre el tema, demasiada confusión y miedo a la hora de saber el porqué de las cosas.
El velo, partiendo de la base de que la mujer sea quien decida llevarlo o no, me parece un tema muy libre. Hay velos muy bonitos, muy trabajados y preciosos. Muchas chicas lo complementan como si fuera un complemento más y no pasa nada.
Donde trabajo, todas las mañanas pasan tres chicas que llevan sus Hiyab, se notan que son caros. La ropa que llevan ¡ya me gustaría llevarla a mí! Y van maquilladas. Vamos, que lo llevan porque desean (supongo) ya que van felices.
Luego esta el tema de las obligaciones familiares o bien por imposición que ya ahí no entro.
Mira, la costumbre de los Amish es llevar un sombrerito blanco siempre, bajo cualquier circunstancia, ya que el pelo es un elemento erótico que solo se muestra al marido y ellas lo aceptan con normalidad.
A mí me da igual que lleven las chicas Hiyab o no, ahora, siempre y cuando lo lleven por voluntad.

Anónimo dijo...

Kadesh, exacto siempre que lo lleven por voluntad propia, yo en julio vi chicas preciosas que llevaban el pañuelo a conjunto hasta con los zapatos, incluso la guia que tuvimos en la biblioteca de Alejandria lo llevaba a juego con el uniforme.
1001 besitos.

Celia Ruiz dijo...

Hasta he visto unos maravillosos de Gucci y Louis Vuitton... hechos especialmente para ese uso.

La verdad, algunas pasan desapercibidas debajo de el hiyab, luego se lo quitan en privado y aparecen unas melenas rizadas que no te lo puedes ni creer...muchas son muy guapas!