Y de la noche a la mañana me vi expatriada en El Cairo, viviendo entre pirámides, gatos resabiados y turbantes blancos...

lunes, 16 de febrero de 2009

El Mar Rojo. Cámara y acción!

Paré a echar gasolina en una estación de carretera llena de arena y arbustos secos. El revuelo que se armó fue mayúsculo. Hasta una tropa de niños me siguió alborotando hasta el baño.

Me pareció una felicidad barata y comparable a la que yo sentía jugando a la pita, a la goma o con unas máquinas de petacos que nos fabricábamos con las pinzas
de colgar la ropa. Sin contar, claro, el placer que me producía ir a la salida del colegio con mi prima lourditas a hacer burla a unas chicas que cosían en el escaparate de una tienda de Singer. Placer que duró, hasta que una de ellas salió y nos pegó dos pescozones que mi madre, además, consideró muy bien dados. Otros tiempos, sin duda.

El gasolinero, que también miraba embobado, no despertó hasta que la gasolina empezó a salir a borbotones del tanque ya lleno y le escurrió pegajosa por los
pantalones. Diez euros y pico costó llenar el depósito con 75 litros.

El viaje hacia El Gouna, en el mar rojo, siguió tranquilo entre carreteras polvorientas habitadas por camiones cochambrosos que daban bandazos de esquina a esquina y adelantaban al resto sin ninguna precaución, como si el éxito de aquella peligrosa empresa dependiera más de dios que de ellos mismos. Insha'Allah (si dios quiere) es la palabra más usada en estas tierras.

Algunos tramos discurren junto a un mar caprichosamente rayado de un color azul
cobalto y turquesa que nunca había visto hasta ahora. En algunas zonas, la solitaria playa llega hasta la carretera y es entonces cuando aparecen por sorpresa, fantasmagóricos complejos residenciales con cientos de casas gemelas y hoteles deshabitados de dimensiones faraónicas. Más espejismo que realidad.

Después de un trayecto de algo más de 400 kilómetros, aparece El Gouna. Esta localidad, que se ha convertido en uno de los destinos vacacionales más importantes del país, no existía hace quince años, cuando un conocido hombre de negocios egipcio compró siete kilómetros cuadrados de terreno en el mar. Cuesta creer que en un par de años, lo que era desierto de arena y piedra se haya convertido en una ciudad de
más de 7.000 habitantes, llena de hoteles de 5 estrellas, zonas residenciales, verdes campos de golf y algunos centros de investigación y desarrollo de universidades con buena reputación.

Contemplé este curioso universo a vista de pájaro, desde el mirador de la torre más alta, que alberga un restaurante francés y me produjo una mezcla de fascinación e irrealidad. Y volví a preguntar incrédula por su propietario y por sus recientes orígenes. El paisaje desde ese punto se ve salpicado de casas idénticas, jardines tropicales, zonas verdes, lagunas artificiales y un mar azulísimo, que llega a todos los rincones y comparte protagonismo con una afilada cadena montañosa en retaguardia
y el inmenso desierto que espera fuera.

Bajé de la torre para comer en un "casco viejo" que tendrá una solera de 10 años. Para llegar, atravesé barrios residenciales limpios y organizados pero deshabitados, silenciosos, sin vida y me pareció que todo aquello seguía siendo desierto.

Llegué a una gran plaza empedrada, con varias terrazas y restaurantes. Caminé por las calles y por las tiendas que había alrededor. Atravesé un pequeño puente de piedra que conducía a un zoco y que pasaba por encima de un lago con dos patos de piedra
navegando sin ton ni son. Me dio pena y me pregunté si se les había acabado el dinero para traer un par de aves de carne y hueso.

Me pareció estar en un mundo ficticio, en los decorados de unos estudios de filmación listos para iniciar el rodaje.

Me senté a tomar una cerveza en la plaza y me vi, con muchos menos a
ños, jugando con mi hermano pequeño a los clicks de famobil y a los indios y vaqueros. Montando un ciudad del Far West y colocando estratégicamente los elementos, el hotel, el banco, el salón, el colmado, la oficina del sheriff, la estación...y miré a mi alrededor y me pareció lo mismo y estaba segura que en el fondo había sido lo mismo. Esta ciudad estaba planeada sobre un tablero de algún juego de estrategia y se estaba quedando en eso, un juego. Sólo faltaban los indios que no encontré por ningún lado.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo que sigues con tus andanzas por esos calurosos lares.
De verdad, te pasan unas cosas jajaja, que me encanta leerlo. Veo que has llegado "casi" al fin del mundo ¡¡que calor tiene que hacer!!
Ya sabes, haz buenas fotos y relatanos tus experiencias!

Noemí Pastor dijo...

Pues sí que tiene un aire a esos Far West de pega que hay en el desierto de Almería. Encantadores, por otro lado.

Mexiñol dijo...

Creo que soy un poco duro de entendederas, pero lo que dices es que están las casas y las calles listas y que falta la gente que llegue a habitarlas?? O simplemente es que to quisqui está currando o escondiendosé de la caló y por eso no se ve un alma en las calles??

Anónimo dijo...

Querida Celia, veo que no pierdes ocasión de viajar.
Muy interesante, pero,¿no te resulta demasiado cansado?
Sospecho que viajas sola.Si es así, admiro tu valentía, y si no tambien.
Me conmovió lo de "jugar a la pita"
Saludos.

Celia Ruiz dijo...

Santy, me has hecho reir...pero es realmente como lo dices, imagínate que uno empieza a construir montones de casas e infraestructura con la intención de crear una gran ciudad.Y lo hace en tiempo record, antes de que se pueda poblar. Te encuentras con un lugar semivacio que depende del turismo, cuando lo hay. Además, El Gouna está lejísimos de cualquier población grande.El Cairo a más de 400 kms así que no sirve ni para fin de semana...

Querida Nativi, no suelo viajar sola, suelo contarlo sola. :-)))
pero cansa, sin duda.

Abrazos a todos

Demián dijo...

Parece un poco fantasma el lugar que describes pero, en compensación, ese silencio y tú recorriendo las calles, observando los edificios y jardines, a 400Km del ajetreo, debe de tener su atractivo. Al menos, por lo que dices, es un estupendo sitio para el recuerdo... Sigue recordando y, a nosotros, contándolo. Gracias.

Anónimo dijo...

Hola nosotros estuvimos el año pasando unos días y como eran fiestas estaba bastante concurrido y con niños la verdad es que se agradece un lugar donde puedas pasear y estar tranquilo tomando algo y los niños correteando por la plaza sin pensar en los coches.
Descansamos y desconectamos de la ciudad pero la verdad es que me esperaba otra cosa como tú dices se nota muy artificial.
Una vez bien pero no repetiria.

Saludos.
Miss Mery Nile

Anónimo dijo...

Hola mi nombre es Tatiana, me gustó mucho tu blog, estoy pensando en viajar por un tiempo al cairo a hacer una pasantia y quisiera hacerte unas pocas preguntas si es posible por mail o msn, mi mail es tatagalgo@gmail.com Gracias por esta iformación.

Germán Gómez dijo...

Yo estuve hace unos cuantos años en Sharm el Sheik (creo que se escribe así) y tiene también un poco de ciudad fantasma: un montón de hoteles en mitad del desierto. Las aguas fecales las llevaban a un punto donde nacían palmeras y otros árboles, aunque no se podía visitar por motivos obvios.
No obstante, lo mejor del Mar Rojo esta debajo de agua. Es realmente impresionante.

Celia Ruiz dijo...

Demián, si te subes a la torre y miras, es una vista preciosa y si estás debajo de una palapa en la arena y ves el mar al frente, también,es un lugar para descansar un par de días.

Germán, tienes razón, todo el mundo me habla de los fondos, pero todavía no los he visto...la próxima...

Y en cuanto a las aguas fecales, qué "buena" noticia que desagüen lejos del mar, en Acapulco van a dar directamente a la playa, osea que ya sabes cómo está el agua...y todo el mundo se baña y la mayoría no saben!!

Un abrazo a TODOS

Celia Ruiz dijo...

Hola Tatiana,

En cuanto a tu pregunta, te comento que aquí las mujeres llevan sólo el pañuelo (hiyab)y luego se visten más o menos recatadas pero a su antojo, algunas sí van cubiertas de pies a cabeza, pero no hay ninguna obligación de vestirse así, hay muchos occidentales que mantienen sus usos en el vestir.

En cuanto al racismo hacia los occidentales, no me he encontrado con casos. La gente suele ser más bien amable.

Te deseo mucha suerte!!!