Y de la noche a la mañana me vi expatriada en El Cairo, viviendo entre pirámides, gatos resabiados y turbantes blancos...

jueves, 21 de agosto de 2008

Viaje en tren a Alejandría. La Corniche y la playa.

Todo el mundo en El Cairo te dice que el tren es, sin duda, la mejor opción para viajar a Alejandría y la razón que argumentan tiene su peso. La autopista que une ambas ciudades, llamada Alexandria Road, es una de las más peligrosas del país, y los conductores, que en Egipto están totalmente asilvestrados, se desmadran ansiosos de llegar al mar y hacen que la cuota de siniestralidad sea una de las más altas del mundo.

La primera vez que viajé a la ciudad de Alejandro Magno, el energúmeno que me llevó me tuvo en vilo los 200 y pico kilómetros de trayecto, saltándose a la torera cualquier norma de urbanidad, chinchando a los demás con el claxon y zigzageando, zig, zag, zig, zag a velocidad de vértigo por todos los carriles, que debían ser suyos.

Así que conociendo el percal, he decidido seguir la recomendación de los amigos y esta mañana he ido a la estación de tren con la intención de subirme por poco más de 3 euros en el vagón de primera clase del famoso tren con destino a Alejandría.

La estación a primera hora de la mañana es un hormiguero. Un intenso ir y venir de pasajeros, empleados, policías y muchos ancianos despreocupados que matan el tiempo en cualquier esquina.

A la hora prevista, un montón de vagones cochambrosos aparece con cierto donaire en el andén. No veo ningún cartel que me indique el destino, así que para estar segura, pregunto y las peores sospechas se confirman, es mi tren.

Sin perder la esperanza, recorro con la mirada las secciones esperando encontrar la primera, más limpia y reluciente, pero rápidamente me doy cuenta que aquí, primera clase tiene otro significado, que creo que es que no se admiten ni pollos ni cabras.

Una vez dentro, aquello es una cámara frigorífica, no se qué pretenden conservar, pero la temperatura te mantiene alucinado todo el viaje. En el asiento delantero van un montón de niños que no dejan de tiritar, pobres.

La tapicería es convenientemente oscura, con unos toques de grasa por aquí y otros de pintura por allá. Por los cristales escurren unos churretes que tupen a la perfección la ventana y que ayudan notablemente a luchar contra el sol si tienes la mala suerte de que te caiga de ese lado. Y del suelo, qué os puedo decir!, una sima inexplorable de colores indefinidos y texturas misteriosas. Eso sí, si consigues abstraerte y entender que las cosas no son siempre como uno espera, el viaje puede ser de lo más agradable y apacible.

El trayecto dura algo más de dos horas. El tren atraviesa el delta del Nilo hasta llegar al mar mediterráneo. El paisaje es muy verde, con campos de cultivo, dátiles, plátanos y maíz y salpicado de pueblos pequeños, carros y burros por todas partes.

El viaje se hace corto y sin darte cuenta llegas a la estación, donde montones de taxistas esperan en el andén a los viajeros más desorientados.

El trayecto hasta el malecón de la playa dura unos 20 minutos. Se circula por una ancha avenida de varios carriles que discurre paralela al mar y que separa la playa de la primera linea de la ciudad con sus edificios residenciales, terrazas y comercios. Aquí no hay semáforos, y los pasos de cebra no tienen ningún significado, por lo cual los peatones se tienen que jugar la vida para llegar al otro lado. Y lo peor de todo, lo tienen que hacer varias veces al día.

El espectáculo es increíble. A pesar de ser el centro de la ciudad, los cientos de coches circulan a unos 80 o 100 kms por hora, en tres o 5 carriles, dependiendo de la zona. Hoy he visto familias enteras cruzando para llegar a la playa, con montones de bolsas, llevando bebés y niños de la mano que apenas podían andar. Los coches no paran, les esquivan, es un milagro que no les pasen por encima...aunque he oído decir que hay muchos atropellos diarios.

Allí me quedo mirando un rato hasta que yo también consigo llegar al otro lado. Me asomo con mucha curiosidad para ver como pasa un día de playa una familia musulmana.

En la playa no cabe un alfiler. El espectáculo me tiene hipnotizada, no veo trajes de baño, ni bikinis ni tumbonas al sol, tampoco hay chiringuitos, ni cervecitas, ni lolailos ni nada de nada, pero la gente parece estar pasándolo bien, o no?.






14 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya experiencia que nos relatas, vamos, de lo más completa tanto en el viaje en tren como para cruzar la carretera como hacían los viandantes.
Entre tanto caos, creo que me volvería loca o bien, nunca se sabe, me terminaría acostumbrando.
Lo que me ha impactado es que estan todos en la playa vestidos, o al menos la mayoría, bañándose (con el calor que debe de hacer) sin quitarse nada de ropa. Menos mal que tienen sombrillas a porrillo y sillas donde pasar el rato.
Muy curioso!

Anónimo dijo...

¿Cómo pueden bañarse con la ropa puesta?. Es cómo me contó una amiga que fue a Corea de vacaciones y dice que en la playa la gente se bañaba con la ropa puesta. ¡Pero qué calor!. U.U
¿Al final te gusta más ir en tren o no?. ^_^

Anónimo dijo...

celia,
me ha parecido un espectáculo fantástico el de los bañistas; como podemos ser tan distintos, siendo tan iguales y como disfrutamos de las mismas cosas de maneras tan diferentes.
que afortunada eres al poder estar viviendo todas esas experiencias! tengo un montón de ganas estar allí.
pero me he quedado con unas dudas:
-sabes si despues de bañarse se secan al sol o se van a lo suyo con las ropas mojadas?
-las sillas y las sombrillas están en la playa para ser usadas, o cada uno se lleva las suyas?

besos

Anónimo dijo...

He leído todas las entradas de tu blog con mucha atención y cariño porque me encanta el país y la ciudad de El Cairo.
Cuando estuve por primera vez tuve una de esas experiencias extremas que relatas al intentar cruzar una avenida. Lo curioso es que los egipcios no se estresan en absoluto ni como conductores ni como peatones y parece mentira que no haya más accidentes (yo no presencié ninguno).
Espero que completaras el día en Alejandría visitando las catacumbas y el serapeum y comiendo su delicioso pescado.
-- José María

Celia Ruiz dijo...

Pues sí, Kadesh, al final lo de cruzar la avenida te vuelve medio loco, porque a veces consigues un hueco sin coches y te tiras corriendo, pero otras no hay forma de hacerlo sin correr de verdad el riesgo de que te pasen por encima, porque no paran, te esquivan, y si tú no metes tripa o ellos calculan mal, ahí te quedas...

Y Nina-chan, lo de Corea no lo sabía!!!, y ellos, por qué van vestidos al mar??? puros modernos???

Susana, lo de los bañistas es flipantes, es que están la mayoría vestidos...no he visto cabinas para cambiarse de ropa, así que esperarán a secarse...si he visto varias personas regresando a sus casas, chorreando por todos los faldamentos.
Las sombrillas y las sillas están allí.
Como veo que os han gustado las fotos, voy a colgar varias en la página principal a modo de presentación,tengo algunas buenísimas...ya sabéis que podéis clickear para agrandarlas.

Y José Maria, gracias por tus recomendaciones, a mí, sólo me dió tiempo a visitar la biblioteca...me pasé horas en los museos, son preciosos, también hice un recorrido por la ciudad y claro, comí un pescado buenísimo que compras en un mostrador dentro del mismo restaurante...si vuelves por allí dime, que te recomiendo los locales. Ah! y como juego con ventaja, las catacumbas y el serapeum me lo voy a ver en 15 días!!
Abrazos a todos

Anónimo dijo...

hola lei unas entradas de tu blog y me gusto mucho solo quise dejar un saludo y de paso felicitar por la forma amena en que nos cuantas tus peripecias
saludos desde Guadalajara, Mexico

vic dijo...

Después de estar en tailandia puedo entender algunas anecdotas que cuentas! Sofía y yo hemos viajado mucho en tren en asia. Desgraciadamente, no tuvimos el lujo de probar la primera clase... costaba algo más que 3 euros, creo que llegaba a 5 pero no quedaban nmunca plazas. Tampoco en vagon lit que costaba la friolera de 7 euros. Tuvimos que conformarnos con viajar en segunda clase sin poder creer en ocasiones lo que veían nuestros ojos (bichos, olores, por no hablar de los bruscos movimientos del tren que te hacían saltar del asiento cada dos por tres) Eso si, nos daban una mantita y una magdalena para cenar. En ese momento nos habríamos reido si hubiéramos sabido lo que nos esperaba en el trayecto hacia las islas.3ª clase. 14 horas. No, no es una broma! En este vagon los asientos eran metálicos, no reclinables, similares a los del metro, que digo, PEOR! y duros a más no poder. Pese a las dudas de la gente a la que contábamos que habíamos tenido que comprar billetes en esta clase, tampoco dejaban entrar animales...sin embargo, habían vendido más billetes de los permitidos y nada, íbamos 40 en un vagon de 20. Debe de ser que a esta gente le da igual hacer recorridos de gran trayecto de pies. Por supuesto Menos mal que el paisaje de primera hora de la mañana hizo que todo hubiera merecido la pena.

Impresionantes las imágenes de la playa...vivimos una situación similar en las cataratas de erawar, que por cierto, llevan aguas del famoso rio kwai. Similar en cuanto a que los locales se bañaban con ropa, pero los turistas podíamos hacerlo en bañador. Creo que debió impresionarte muchísimo ese panorama. Personalmente, me habría dado miedo.

Y me pregunto...¿cómo es posible qué seamos tan diferentes unos de otros?


Besos
victoria

Anónimo dijo...

¿Sabes si esta necropolis se puede visitar? ¿la han convertido en museo?

http://www.stephanecompoint.com/11,363,fr_FR.html

Por lo visto se descubrio durante las obras de una carretera dejandola paralizada. En el documental que he visto hoy mismo decian que la habian parado de forma provisional

Se puede ver en esta foto!
http://www.stephanecompoint.com/41,,,3459,fr_FR.html

Celia Ruiz dijo...

Hola anónimo,
vaya fotos más increíbles...supongo que todo el subsuelo de esa región está lleno de tesoros antiguos. No se si se puede visitar, pero voy a intentar conseguirte el dato.
Saludos y gracias!!!

Celia Ruiz dijo...

Hola Vic,
pues sí, uno se queda muy sorprendido cuando ve a toda la gente entrando vestida al agua, supongo que lo mismo les pasaría a ellos si se dieran una vuelta por nuestras playas, vaya susto, ja!, pero miedo no da en absoluto, están divirtiéndose, de buen humor, te acostumbras enseguida al espectáculo.
Vaya viaje por Tailandia, no? qué gozada!
Besos

Anónimo dijo...

Me encanta seguir leyendo tus experiencias de verdad, cuando estuve en julio en Alejandria la verdad es que me encanto ver ese "espectaculo" que son sus playas....como para ponerse una allí a tomar el sol en bikini.....jejejejej, lo que no me imagino es como pueden meterse al agua con esas ropas y luego salir y secarse al sol...vi a una chica que lo hacia y eso debe de picar lo que no esta escrito, pero claro para ellos es algo normal, la ciudad preciosa y el tráfico tienes razón mucho peor que en el Cairo, allí si que senti miedo dentro de un taxi cosa que nunca me ha pasado en el Cairo, ya veras como te encanta Alejandria cuando descubras todo lo que aún te reserva, la biblioteca es una pasada a mi me puso la piel de gallina...sigue y gracias por todas tus fotos.
Besitos.

Celia Ruiz dijo...

Hola!
qué bien que me sigues visitando!!!.La biblioteca la ví, y me pasó lo mismo que a tí, me quedé helada, más que nada por la historia que encierra de piratería intelectual!! jajajajaj. ya sabes que a cada barco que entraba en puerto se le exigía que entregara un documento, libro, mapa, lo que fuera, lo reproducían, se quedaban con el original y entregaban la copia (que será una joya, claro) qué ciudad más interesante...

Unknown dijo...

Excelente descripción!! Estoy en Alejandría y es tan real!! Mis plausos para vos, gracias!!

Unknown dijo...

Excelente descripción!! Estoy en Alejandría y es tan real!! Mis plausos para vos, gracias!!