Y de la noche a la mañana me vi expatriada en El Cairo, viviendo entre pirámides, gatos resabiados y turbantes blancos...

lunes, 29 de septiembre de 2008

Dubai. Rascacielos y shopping en inglis pitinglis.


Llegué a Dubai con una inmensa curiosidad. Me imaginaba una ciudad de cúpulas blancas emergiendo de un desierto de finas arenas doradas, camellos y beduinos, diamantes de ensueño y petrodólares por doquier.

Y con esta inocente perspectiva aterricé emocionada en el recóndito emirato.

El paso por inmigración se hizo eterno. Casi todos los que llegaban no habían hecho bien el trámite para ingresar en el país y provocaba
n colas interminables. Esto, lejos de poner de mal humor al funcionario, le mantenía bien alerta, de manera que cuando me tocó el turno y vio mi pasaporte, puso los ojos en blanco y me espetó con lengua de trapo, "Viva el Barcelona!" a lo que su compañero añadió, "Viva el Real Madrid!!!" blandiendo un escudo de tela que acababa de sacar de su cajón. Semejante recibimiento me dejó pasmada y aunque a mí el fútbol, ni fú ni fá, tuve que entonar más fuerte que ellos "Athletic, Athletic zu zara nagusia!" y con esta demostración de fanatismo futbolístico, ingresé en la ciudad de lo superlativo.

En la calle habría unos cuarenta y tantos grados y un ín
dice de humedad tan elevado, que los inmensos ventiladores instalados en la parada de taxis, en plena calle, pulverizaban con sus hélices el agua del ambiente esparciendo una lluvia fina entre todos los que esperábamos turno.

En cuestión de segundos pasamos de estas condiciones climatológica
s a otras no mucho más razonables, me refiero a los 10 grados que debía haber en el interior del taxi que nos llevó al hotel. La tiritona se me quitó de golpe por la impresión que me produjo la travesía por aquella ciudad.

Me sorprendieron las grandes avenidas de 6 carriles, sin camellos ni beduinos, los rascacielos y torres de cristal marcando el contorno de una gran metrópoli, el distrito financiero y los modernos edificios comerciales. Una enorme ciudad creciendo en pocos años en las arenas del desierto, planeada minuciosamente para abanderar la apertura del Medio Oriente, para dar cobijo a emprendedores, inversores y buscadores de fortuna, los nuevos colonos del siglo XXI.


Muchos de estos edificios albergan centros comerciales que se encuentran entre los más grandes y mejores del mundo. Entrar en ellos es toda una experiencia. Un mapa del sitio te conduce por avenidas artificiales de mármol repletas de tiendas y te recomienda a través de unos dibujitos no vestir indecentemente y no hacer manitas con el novi@. El ambiente es cosmopolita, pero es también el lugar ideal para ver a los cachorros de las riquísimas familias de la sociedad dubaití,
así que junto a los minishorts, la lycra y los tops desfilan las largas y enjoyadas abayas negras, que como siempre encierran lujos y pasiones.

Este crecimiento tan rápido, ha convertido Dubai en un lugar artificial, sin alma, con poca historia que contar y es que hace apenas cincuenta años, la zona estaba poblada por nómadas y pescadores. Ahora, con esta súbita transformación, el panorama en sus calles ha cambiado también en otro sentido, la gente que se mueve por ellas poco tiene que ver con sus pobladores originales.

El 80% de sus habitantes son extranjeros, India, Irán, Paquistán, China, Indonesia...si un dubaití quiere comprar en una tienda, no puede hacerlo en su propia lengua, nadie le entendería. El idioma común, es el inglés, bueno, digamos algo parecido. Las tiendas están atendidas por personal cosmopolita con poca formación, así que el inglés que hablan es un popurrí que han aprendido sobre la marcha y que revuelven con el idioma propio. Lo mejor de todo es verles hablando en grupitos en la caja, por ejemplo...no me preguntéis cómo se entienden rusas con chinas, sudanesas e indias, pero lanzan sin ningún rubor una suerte de "anglosonidos" ininteligibles que me hacen tener muy poca esperanza en el idioma futuro al que dará lugar este encuentro de culturas tan curioso.

Antes de salir me paro un rato a mirar, dentro del mall se encuentra el famoso centro de esquí con nieve artificial. Las pistas de nieve de más de medio kilómetro, están concurridas, hay esquiadores y niños con trineos, también pistas sencillas para principiantes, telesillas, de todo. Hay varias cafeterías tipo alpi
no alrededor, te puedes tomar un café y ver a toda aquella gente vestida con plumíferos negros encima de sus abayas o galabeyas y tocados con pañuelos tradicionales. Dentro hay como 3 grados, lo marca el termómetro, en el hall habrá unos 16 y fuera 45?.

Y de Dubai regresé a casa.

Siempre que después de un viaje por algún país del Medio Oriente toco tierra en El Cairo, doy saltos de alegría porque haya sido esta y no otra, la ciudad en la que me haya tocado vivir.
Y es que El Cairo tiene lo que tiene, es una mezcla de caos, suciedad e historia, unas veces odiada y otras venerada. Pero es una ciudad viva y vivida, llena de arrugas, de achaques, vieja y revieja oráculo de sabiduría y experiencia y digna del mayor de los respetos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Que alegria vovler a leerte....ya te iba a reñir...jajajajaj.
Que final de relato...., la verdad es que el Cairo tiene algo especial, tienes roda la razón, es una ciudad que invita a vivir solo paseando por sus calles.
besitos.

Mexiñol dijo...

En vez de llevar en la mochila el traje de baño y la toalla para la piscina, tienes que llevar la bufanda y los guantes para ir a esquiar. Tiene que ser la leche estar metiendo en una mochila la chamarra estando a 45 grados

Dayana dijo...

Un placer viajar con vos a Dubai, otro relato fascinante.

Besos

Rachel dijo...

Que guay todo lo que cuentas de Dubai. La verdad es que las ciudades sin alma no tienen nada más que hormigón y acero, a mí eso no me va. A mi también me fascina el Cairo y me das mucha envidia por estar allí ( pero envidia sana eh?) jeje. Sigue contándonos tus aventuras que lo haces genial.
Un beso.

Anónimo dijo...

Me gustaría visitar esta ciudad, es como el paraíso. Eso sí, cuando le pierda el miedo al avión ya que nunca he volado.
Dubai me parece una ciudad donde todo esta muy cuidado y organizado, algo que me encanta.
Espero que tu vuelta a casa sea muy rápida y que llegues descansada, aunque claro, con este viaje que te has pegado cualquiera lo diría.
Feliz vuelta!!

Celia Ruiz dijo...

Hola Santy,
pues sí, la bufanda te la tienes que llevar vayas a esquiar o no, porque el aire acondicionado te tiene helado todo el tiempo y los cambios de temperatura dentro y fuera son muy bruscos...no la olvides!

Abrazos para todos!

Unknown dijo...

Tienes un blog precioso y tus relatos son fascinantes. Enhorabuena y eskerrik asko por hacernos disfrutar y compartir tus experiencias.

Celia Ruiz dijo...

Hola Enrique,
bienvenido al blog...por aquí o por tu blog nos seguimos viendo!
Saludos

Unknown dijo...

Lo de Dubai tiene que ser algo digno de verse. Algún día, algún día ...