Y de la noche a la mañana me vi expatriada en El Cairo, viviendo entre pirámides, gatos resabiados y turbantes blancos...

domingo, 11 de enero de 2009

Estoy aquí, madame.

He regresado a La Victoriosa, a la madre de todas las ciudades, a El Cairo. Lo sé sin levantar la vista del suelo. Mis zapatos nuevos, impolutos, están arruinados. Les cubre una mezcla de los más variados materiales, polvo del desierto, lodo, cemento, barro y cochambres varias. Es su peculiar, pero sincero abrazo de bienvenida.

Ibrahim, mi apañado taxista, tardó una eternidad en recogerme del aeropuerto. Pero dónde estás, le pregunté impaciente al teléfono. Aquí madame, me contestó. Esta respuesta que no tendría nada de particular en otra situación, me dejó perpleja. Aquí? y dónde es aquí? le dije mirando en todas direcciones, esperando vislumbrar entre la multitud una mano lanzándome señales. Entonces, al mejor estilo de los hermanos Marx, me obsequió con unas largas y confusas indicaciones que no arrojaron ninguna luz sobre el lugar en cuestión.

Mientras tanto y confiando en sus promesas de que "aquí" estaba a un paso, arrastré las maletas unos cuantos metros y me dispuse a esperar a un lado de la concurrida entrada. Allí, compartí espacio con un formidable gentío que esperaba alborozado el regreso de algún familiar. Rollizas matronas, exultantes de alegría se contoneaban repartiendo caderazos para abrirse camino, bin, ban, bin, ban y cuando al fin, descubrían al pariente al final del pasillo, se lanzaban a él arropándolo entre su pecho con sus maternales brazos y gritando entre lágrimas toda suerte de parabienes.

Y como la cosa se prolongaba y ya no había pasajeros ni parientes que entretuvieran mi espera, me decidí a llamarle de nuevo y la respuesta fue la misma, estoy "aquí" madame.

Y el dictamen se repitió una tercera, cuarta y quinta vez, hasta que recibí la llamada de un desconocido que me habló en su nombre y que me explicó, en un inglés impecable, que el pobre Ibrahim no había entendido nada y que estaba en la punta opuesta del aeropuerto, perdido y condenado a no encontrarme.

Cuando por fin apareció, nervioso y acalorado, no tuve agallas para decirle ni mú. Me subí al coche y como siempre, nos precipitamos a trompicones en el indomable tráfico de esta ciudad encantada.

22 comentarios:

América dijo...

Muy interesante este blog una ventana nueva para asomarse al mundo,sin duda cuando pueda tomare mí tiempo para leerlo,que maravilla de imagenes y de textos llenos de anécdotas,reflexiones o vivencias.

JAVIER dijo...

Asi es amiga, la barrera del idioma suele regalarnos este tipo de anecdotas.
Un abrazo.

Saludos desde Japon.

Anónimo dijo...

un occidental nunca entenderá los "tempos" y "guiños" de ciertas culturas como la que nos trae a cuento.

Anónimo dijo...

El pobre conductor llevaba razón, estaba "aquí", claro, dentro del coche jijiji.
No creo que hubiera otro aeropuerto, ese se perdió en su confusión misma.
Espero que hayas pasado unas bonitas vacaciones navideñas.
Bienvenida a "casa".

Celia Ruiz dijo...

Hola Anónimo,
Tienes razón, pero yo me he dado cuenta de que cuanto menos entiendo de tempos y guiños más me divierto. Cuando uno empieza a racionalizar ciertos sucesos pierden la gracia y tú la paciencia.

América, bienvenida al blog, te espero por aquí.

Sí, Javier, al finales como jugar al teléfono estropeado, que tantas risas me produjo en la infancia.

Gracias Jelens, bienvenida a la rutina de los bloguers.

Un abrazo a todos

Petrusdom dijo...

Por lo que veo, la paciencia es una de las virtudes que más practicas.

Un saludo

Celia Ruiz dijo...

Petrudom,
y tanto que practico porque no es una de mis cualidades :-)
Un abrazo

Anónimo dijo...

jijiji, pobre hombre..anda que!!!, y tu sin verlo y el ahí..., suele pasar.
Besitos.

Mexiñol dijo...

pudiera ser peor, pudiera haber dicho estoy aquí y "ahorita" llego ahí.

Noemí Pastor dijo...

A mi nunca me ha gustado viajar; sólo que me apetece conocer los sitios de los que leo. Y leyéndote a ti te puedes imaginar qué me está apeteciendo.

josé javier dijo...

Pues bienllegada a tu El Cairo, querida amiga, después de unas vacaciones en la fría Alemania... pero... y tu España, ¿para cuando?
Un abrazo. J.J.

Anónimo dijo...

Te saludo, hoy es el primer día que te escribo, pero hace mucho que te sigo. En marzo pasado visité Egipto, y algo cambió en mi vida. Descubrir tu blog fue una suerte.
Cada día miro por si contaste algo de nuevo, y es que a través de tus relatos me traslado de nuevo allí.
Bienvenida. Besos

Unknown dijo...

Me identifico con "el perdido". Creo que a veces me ha pasado lo mismo y sin embargo, encuentro lo que busco, aunque me tome un poco más de tiempo.

Saludos.

Celia Ruiz dijo...

Santy, lo del ahorita tiene su miga, cada vez que lo escuchaba ya sabía que no había nada que hacer...

Noemí,a mí me encantan los viajes a través de las historias y fueron los que me despertaron las ganas de viajar, así que anímate!

José Javier, entre col y col estuve una semana en Bilbao, pero, claro, no paré de salir y no tuve ni un minuto para sentar a escribir.

Nativi, bienvenida al blog!

Abrazos a todos!

Anónimo dijo...

Observo que la sociedad egipcia sigue manteniendo el espiritu de sumisión y servilismo de la época colonial, ¿o es anterior? de la época faraónica.
Saludos

Celia Ruiz dijo...

Nativi,
los egipcios no son para nada serviles y mucho menos sumisos,tienen mucho carácter y lo llevan escrito en la cara.

Lo que sí te encuentras por aquí es una orientación al servicio muy fuerte, porque viven en gran parte del turismo y lo atienden bien, recuerda que son comerciantes habilísimos e inteligentes donde los haya.

Además, son siempre solidarios con los demás y están dispuestos a solucionar cualquier problema que se presente.

Es eso, lo que nosotros, que nos hemos convertido justo en lo contrario, interpretamos quizá de manera equivocada.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Hola C.Ruiz, llevo toda la manana tratando de encontrar un sitio en internet sobre los expatriados Espanoles en Egipto y cai por casualidad en tu blog..que de paso esta buenisimo). Te voy a contar un pocquito: soy una tica(Costa Rica) que vive en Egipto desde hace casi 1 anho...no conozco a nadie, aparte la familia de mi esposo (Frances) y la comunidad francesa no me llama mucho la atencion. Serias tu tan amable de aconsejarme si supieras, donde puedo conseguir informacion sobre la comunidad Espanola, actividades etc?
Te lo agradeceria de corazon! muchas gracias.

una tica perdida en medio del desierto :(

Rachel dijo...

Ayss Celia!! Si es que El Cairo es lo que tiene. Que te voy a contar que tú no sepas. Espero que estés disfrutando de todos los momentos especiales que estarás viviendo en ese querido país y que sigas contándonos historias tan bellas.
Un Beso muy grande,
Raquel

Celia Ruiz dijo...

Hola Tica,
bueno, lo que te puedo aconsejar es que vayas a la embajada de España en Zamalek, c/Ismail Mohamed y que dejes tu mail para que te avisen cuando haya algún evento. Si te pones en contacto con los expatriados de USA en Internet o compras la revista Community times, puedes encontrar anuncios de los expatriados por nacionalidades y los días que se reúnen en Cairo.
Espero haberte ayudado.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Al leer tu aclaración, comprendí que mi comentario pudo sonar peyorativo, y de veras que nada más lejos de mi intención.
Tu lo has definido muy bien, tienen una actitud orientada al servicio,pero no creo que sea sólo con los turistas.
Desde luego que creo que son inteligentes, ya se sabe que la necesidad agudiza el ingenio, y desde muy pequeños se deben ganar las piastras como pueden.
Insisto en la sumisión. Ellos vocean, se pegan, y hacen mucho ruido por todo, pero en general les caracteriza un inmovilismo atávico ante todo lo que les rodea, que creo les impide salir de la espiral en la que se encuentran, aunque ya comprendo que esto es difícil en un país carente de libertades.
Bueno, que me alargo mucho y esto daría para una tertulia de café.
Saludos

Marcoiris dijo...

bueno mujer, la culpa es tuya por estar alli en vez de aqui ;)
[es broma] Seguro que en el Cairo estas haciendo un doctorado en paciencia. Un besin

Tanhäuser dijo...

Lo mejor es tomarse las cosas con calma, con unas dosis infinitas de paciencia y sin saber cómo, todo se arregla.