Y de la noche a la mañana me vi expatriada en El Cairo, viviendo entre pirámides, gatos resabiados y turbantes blancos...

domingo, 21 de junio de 2009

Los sueños rotos. De Sudán a Egipto.

Hace unos días conté la historia de cómo Farris, el chófer de P., sucumbió en segundos a las exigencias de los agentes de tráfico de El Cairo y cómo, movido por el miedo, les entregó nuestro coche sin saber muy bien por qué lo hacía o de qué infracción se le acusaba.

La historia me recordó otras muchas vividas en México, donde la policía era feroz y daba más miedo toparse con ella que con un delincuente. A pesar de todo y habiéndome visto envuelta en las más increíbles situaciones, aquellos uniformados de gafas de espejo y lustrosas botas de montar, nunca consiguieron retirarme mi vehículo aún cuando me amenazaran con los más terribles castigos. Normalmente la donación "obligatoria" de una cantidad, servía para apaciguar a las fieras y que hicieran la vista gorda a una transgresión además, inexistente.

Aquellos encontronazos me sacaban de quicio y a pesar del miedo que me producían los fulanos, no conseguía quedarme callada, algo que desató más de una discusión que de antemano tenía perdida y que acababa con amenazas en ambas direcciones, ellos con llevarme a la comisaría y yo con armar un escándalo diplomático que les iba a sacar ampollas. Cuando la inspección terminaba con un malhumorado ¡circule!, vamos ¡circule!, el miedo me acompañaba durante todo el día y temía que hubieran memorizado la dirección que aparecía en mi pasaporte y que nos hicieran una visita nocturna desagradable. Por fortuna, nunca pasó nada.

Pero regreso de nuevo a los cuentos de El Cairo, a Farris y a los miedos de los miles de refugiados sudaneses que como él, se enfrentan a controles selectivos, que viven de la caridad de iglesias y ONGs, sin derecho a la educación, ni a la sanidad, o a un trabajo que no esté relacionado con el servicio personal o doméstico. Me pregunto por su bienestar, cómo sienten y viven su realidad cotidiana, si no están llenos, además de miedo, de frustración y de ganas de desprenderse de unos brazos que les recogen pero no les amparan y que se convierten en invisibles cárceles de las que jamás se liberan.

Aquí adjunto un vídeo sobre la vida de una familia sudanesa en la ciudad y sus sueños rotos. Espero que os sirva de referencia.

8 comentarios:

Nativi dijo...

Sólo se me ocurre decir "IMPOTENCIA"
¡Que mundo tan injusto!

Unknown dijo...

Con lágrimas en los ojos...Que desgraciado aquel que paga millones por un jugador de futbol cuando existen estas calamidades! Es que ellos no lo merecen? solo me queda recordar la famosa frase de Mafalda ""El mundo esta malo, le duele el(ponía Asia...pero creo que el dolor , hoy es más grave...)

Unknown dijo...

Desafortunadamente para muchos, el sueño se convierte en pesadilla. Muchos inmigrantes en EE UU viven en una jaula de oro, pero dentro de la jaula. Las leyes de inmigración son leyes y las tenemos que acatar o pagar las consecuencias. Lo ideal sería poder inmigrar en el planeta a voluntad y no regidos por las leyes de los hombres. Solo un sueño. Pobre gente, me causa lástima. Hace años en un programa de TV ví a un judío hispano que recitaba un poema que decía mas o menos así:

Veo un angel,
que me mira,
y mi corazón suspira,
de tristeza,
porque en tierras ajenas,
no quiero vivir.

susana dijo...

hacer lo que está en nuestra mano. cada uno sabe lo que está dispuesto a dar. no hay otra.

Celia Ruiz dijo...

Angeles, el mundo está lleno de achaques y además con unas cuantas enfermedades crónicas...

Alfredo...
el tema de los mexicanos en USA, es igualmente preocupante...yo tuve en mi casa a una señora trabajando,una "espalda mojada" que regresó a México... imagínate!

Un abrazo a todos!!!

Rachel dijo...

Es tan injusto....da tanta rabia....se me encoje el corazón y me dan ganas de gritar que ya basta!

Anónimo dijo...

Pues si muy triste...., Sudaneses, Mexicanos, Marroquís....creo que hay muchas historias en este mundo.
Besitos.

Noemí Pastor dijo...

Estupendo film. Sudán es una vergüenza para todo occidente.